Sevilla
El objetivo de Sevilla es sustancialmente prenderle fuego a otro tótem del consumo cultural. Aquí el debate no ocurre ni después ni antes de la función: se solapa a ella en tiempo real. Espectadores y artista (o espectadores sin artista) dialogan en voz alta durante el espectáculo. Evidentemente este debate "en directo" puede ser ocasión de extraordinaria molestia en la parte de público que desea fruir del pase en religioso silencio. La versión soft del protocolo comporta la necesidad de acordarse previamente con el artista y el teatro, avisando de antemano los espectadores potenciales de que una de las funciones se reservará a la ejecución de este protocolo (y que beneficiarán de un descuento por elegir la función funestada por el intempestivo alud de los comentarios en voz alta). El debate en real time puede evidentemente confiarse a un grupo de comentadores más o menos expertos y alistados con antelación: obviamente, cualquier espectador puede contribuir dando libremente voz a sus dudas, entusiasmos y comentarios durante la función. En la versión hard, el protocolo no se preanuncia: una camarilla de comentadores temerarios le agua la fiesta al público interviniendo sin respeto durante la función (ningún programador o artista obviamente aceptaría hospedar el protocolo en esta forma sumamente irrespetuosa).
Variante: los intérpretes del espectáculos, avisados de que las incidencias de la función forman parte del protocolo, pueden a su vez intervenir contestando preguntas o rebatiendo insultos desde la escena, mientras siguen actuando.
Autoria: Roberto Fratini
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